Revista de creación artística y literaria

30 de diciembre de 2008

ANTONIO GARCÍA VILLARÁN



CONFESIONES

Confieso que he vivido,
aunque no lo suficiente,
que las religiones me dan pena
y la muerte me da risa.
Confieso que me llevaron
más de una vez en taxi al piso
y al día siguiente
no me acordaba de nada.
Confieso haber tocado las tetas
de Madmoiselle Espina
en la boca de una esquina
con siete puertas.
Confieso haber comprado
mil cosas inútiles
a precios inútiles
y haberme sentido importante
por tener un objeto bello,
que me gusta tragarme sólo mis miserias
y acabar de vez en cuando
a la 6 de la mañana
llamando hermano
a algún desconocido.
Confieso que lloro, claro, como todos,
aunque aprendí a hacerlo para adentro
y no molestar así a los vecinos.
No es ningún secreto
que escondo perlas de sal
en cuevas donde nadie
podrá nunca admirarlas,
que tengo la edad perfecta
para pasar de largo
por mi segunda adolescencia.
Confieso que después de jugar limpio
contra el sistema
el sistema me pateó las costillas,
y sus hombres de paja
se rieron en mi cara
y ni los abogados pudieron parar
su tromba de pedradas,
también confieso
que os la tengo
guardada.

24 de diciembre de 2008

PILAR PRIETO HERNÁNDEZ




AMAR SINTIENDO...


Te conocí una mañana gris de noviembre. Fuimos a la cafetería de la empresa a tomar café, y me dijiste que por la mañana era la única bebida que tomabas.
Es extraño lo que se puede recordar después de 10 años. No es un rosario de declaraciones de amor incondicional, sino tus uñas comidas por los nervios mientras jugueteabas con la anilla de una lata de refresco. Hace un par de sábados creí que eras tú la que esperaba cargada de ropa en el probador de aquella tienda de ropa. Suspiré tu nombre cuando me di cuenta de que no era tu sonrisa la que me miraba.
Tú madre suele escribirme un par de veces al año, manteniendo así vivo el débil hilo que me mantiene unido a tu familia. Sé que tu hermano Víctor, volvió de Bélgica, y que Pablo está a punto de tener una niña. Hay veces que percibo el olor dulzón de la turba de la chimenea en esas hojas llenas de letras apretadas. Cuando me siento a leerlas puedo oír la lluvia agitándose contra los cristales, y el viento vuelve a helarme los pies. ¿Sabes? Hasta que os abandoné no me di cuenta de que mis dedos iban a echar de menos el quedarse enganchados en tus rizos ásperos, o que tus ojos no eran de color verde, sino dorados como miel de tomillo. Nunca pensé que tu nombre me traería el recuerdo de una hogaza de pan enfriándose en la despensa.
Un día de verano, uno de esos veranos cortos que solo duraban una semana, fuimos a la playa en Coil. Había que bajar por un camino de piedras sueltas en el acantilado, tropecé. Me dejaste descansando en la hierba húmeda y dulce y me prometiste un regalo. Os vi saltar entre la espuma helada, y cuando regresaste sin aliento depositaste en mis manos una caracola gris y punzante que aún hoy llora con el ritmo de las aguas de tu tierra.
Vuelvo a verte de pie junto al fregadero, desmenuzando cuidadosamente los champiñones para la crema que todos los sábados prepara tu madre. Nuestras olían a especias cuando terminábamos de mezclarlos con el ajo y el orégano, y siempre me lavaba las manos con cuidado para eliminarlas. Decías que tenía que cuidarme más si quería conocer a algún chico que no fuera de tu familia, pues tus hermanos no eran de lo más recomendable. Te reías cuando tropezaba de madrugada al volver deprisa de la habitación de Víctor para que tu madre no nos descubriera, y te negabas a creerme cuando te decía que tu hermano era lo mejor que me había ocurrido. ¿Acaso sabías que sus labios eran para mí como un premio de consolación? Nunca fui más feliz que el día aquél que lo encontré en la cama con aquella pendona rubia, y tú me llevaste de pub en pub y me acariciaste la frente mientras vomitaba mi desazón.
Sé por tu madre que te casas con Luis dentro de dos meses, aquél novio que se fue a Bélgica y regresó cuando ya habías perdido la esperanza. No iré a tu boda. Una visión de tu abrazo pecoso me haría perder el aliento, tu pelo trenzado de flores traería a mis labios palabras innombrables. No podría levantarme y recitar mi brindis por los novios sin sentir que mis lágrimas no eran alegres. Cuando me cruzase contigo al bailar, vería como una gota de sudor se deslizaría por tu nariz pequeñita y querría acercar una mano, tocarla y llevarme el dedo índice a la boca y llenarme de tu sabor.
¿Cuántas veces nos hemos sentado junto a la chimenea en una noche de abril? Te miraba, mientras jugueteabas con las largas mangas de tu jersey favorito, y te hablaba de cómo me podía enamorar de unos labios o la sombra de una peca junto a tu clavícula. Te reías, y yo soñaba con el momento en el que suspirarías junto a mis labios, y en que gemirías suavemente bajo mis dedos.
Tu mundo cambia, sé que tu memoria se ha difuminado de tu alma. Te veo sonriendo distraída cuando tu madre te está leyendo mi última carta, y te cuenta mi último fracaso. Año tras año le hablo de cómo he caído en la telaraña de unos brazos infinitamente más jóvenes que los míos. No me atrevo a contarle que mi corazón se va destrozando lentamente, y me pregunto si ya es hora de dejar de invocarte cuando llegan las penurias. Tú lo sabías, siempre fuiste la voz sensata de mi cabeza. Dímelo, susúrramelo por última vez mientras mis recuerdos se desvanecen.

18 de diciembre de 2008

CRISTINA CASTRO MORAL



REDES CRISTALINAS



Orgasmo celular radio cinco
con tu boca bisectriz centrífuga
estructura atómica latente
potencial de caricia migrativa
o escalofrío intersticial reflexivo
más mi espalda sin frecuencia sobre bajo tras
dos segundos al cuadrado de la tuya
más piel que isótopo en volumen
transversalmente en contacto difusivo
derivando flujo estacionario de sudor cúbico
sin coeficiente opuesto resbalando
por pliegues suaves romboédricos
sin probabilidad crítica de tracción al roce
menos integral binaria en las yemas
elevado a tu nuca algorítmica
tendiendo a infinito los poros gráficos
cuánticos aniónicos de asíntotas en la lengua
sin ley teorema postulado sobre el pecho
que separe en interfase mi alotrópica
visión disolutiva de tus ojos iónicos.
Quieto.
Toma aire en cada ecuación.
Seamos un solo átomo.



12 de diciembre de 2008

4 de diciembre de 2008

ANA PATRICIA MOYA RODRÍGUEZ


TENGO UNA PISTOLA


¿Sabéis? Tengo una pistola. La escondo en el cajón del armario, la limpio todos los días con un trapo. Mi víctima de hoy es mi novio. Bueno, mi ex novio, porque he cortado con él y dentro de poco vendrá a casa a recoger sus cosas. Mira por dónde: ya está llamando a la puerta. Yo escondo el arma en mi bolsillo y le abro. El muy cabrón, sin dirigirme la palabra, entra al cuarto, saca su maleta y empieza a llenarla con ropa, videojuegos, cómics y demás pertenencias. Yo le observo, furibunda, pero no me lo cargaré aquí. Cuando termina, no abre la boca para despedirse de mí: se va directo del piso. Yo me asomo al pasillo y veo como se aleja hacía las escaleras, paso a paso. Sé que ha llegado la hora de poner punto y final. Saco la pistola. Apunto. Lo mato. Lo mato en mi corazón. Lo mato en mi cerebro. Y no, no ha habido disparo de mi pistola de juguete, pero el asesinato ya ha sido cometido. ¿Sabéis? Ya me está aburriendo la pistolita de las narices. Tenía que haberme comprado en la juguetería una metralleta con ruido para haberle dado un buen susto a mi ex porque más susto me dio a mí cuando lo pillé con mi mejor amiga en la cama.

1 de diciembre de 2008

UNA PRESENTACIÓN ENTRE AMIGOS







Así fue la presentación del número 0,2 "Nueva York" que hicimos en la librería "Rafael Alberti", muchas gracias a todos.

30 de noviembre de 2008

PAULA ÁLVAREZ CARNERO



(fin del mundo)



Llegará el día

que se nos agoten las palabras

y el mundo se disipe

en una etimología repetida.

A unos nos sorprenderá sin ropa,

inarticulados bajo las sábanas mate

de un hotel de extrarradio;

a otros, con el único abrigo

del que confía su suerte a una estrella

que viaja fugaz por la autopista.

Todos intentaremos deshacer camino,

correr hacia la casa infantil

donde sobrevive la fuente menguante

en la que naufragaron nuestras sandalias,

buscar troncos que conserven

a tiza los nombres perdidos,

devolver los pétalos a las margaritas

que siempre concedieron pares,

jugar...

...hasta que se detenga el tic-tac del corazón,
hasta que no se sientan los latidos del tiempo.


23 de noviembre de 2008

JOSÉ MARÍA CUMBREÑO ESPADA


INVIERNO

El emperador tenía para él solo cuatro dormitorios, que iba ocupando según la estación del año en la que se encontrase.
Hasta que mandó decapitar al joven cónsul.
Demasiado hermoso para exigirle además fidelidad.
Después de la muerte del muchacho, y a pesar de los años que transcurrieron, ni la guerra que estalló como consecuencia de aquella ejecución ni la compañía continua de otros amantes aún más jóvenes le hicieron volver a querer salir jamás de la habitación consagrada al invierno.



Poema: del libro "Teorías del orden". Poesía 1998-2008 (Ediçoes Sempre-em-pé)

20 de noviembre de 2008

14 de noviembre de 2008

Presentación en la Librería Rafael Alberti


Dulce ARSÉNICO os invita a la presentación del número 0,2 :" Nueva York", que tendrá lugar el día martes 18 de noviembre a las 19,30 horas en la librería "Rafael Alberti" de Madrid (Calle Tutor, 57)
www.libreriaalberti.com

12 de noviembre de 2008

LETICIA VERA


Dejo de saber quien soy,
cuando el hierro,
el óxido,
caen sobre mi cabeza.
Busco en el cabello de mi madre
escorpiones,
terciopelo.
La distancia justa,
pánico de ser.
Bebamos agua de lluvia.
Olvidé.
Me olvidé de mí misma,
de la dureza del mundo,
de lo importante
que puede llegar a ser
llevar guantes,
cuando manejo
balas de plata.

Poema e imagen: Leticia Vera
http://basurerodetinta.blogspot.com

5 de noviembre de 2008

ROSA MARÍA GARCÍA BARJA


ODIANDO EL OTOÑO


Apareciste de repente en mi puerta sin cerrojos. Me observaste durante horas por las rendijas de sombra y luz de tu mirada, y te quedaste, como se queda el amor, sin pedir permiso. Tu y tu rincón ocupando todos mis rincones.
Yo te dije... o no te dije nada, eso es lo malo. Pero me acostumbré a tu mundo callado, a tu respiración con compás de nana, a tu olor, a tu paso vacilante mientras recorrías la casa como si fueras mi sombra, y a tu indiferencia por los jazmines del patio.
Tu nunca te mirabas en los espejos y yo me miraba demasiado sin encontrarme.
Compartíamos los cuencos de barro, la manta de lana, la plata de la luna que filtraba la enredadera, la lumbre y la siesta.
Rara vez fui pródiga en caricias, lo confieso. A cambio, Tu ignorabas mis arrebatos de melancolía. No había porque enfadarse; la balanza de los sentimientos guardaba un absurdo equilibrio.
Llorábamos a solas, estoy segura. Nos dolía el miedo a perdernos. Era un intento trágico de independencia que nos hacía dependientes de la soledad compartida.
Y mi torpe empeño en que te gustaran mis poemas, mi tarta de manzana, o el otoño. ¡Que insensible! Tu.
Ahora no se si en las tardes sin relojes era yo quien te buscaba para que pusieras barrotes a mi tiempo, o eras Tu, inquilino a deshora el que abría de par en par mis silencios.
Aun antes de oír mi risa, eras cómplice de mi alegría y mi regazo tu almohada en los momentos tristes...
Hoy el jardín está lleno de hojas amarillas, la fría enredadera invadió mi casa borrando de los muros tu paso por mi vida.
Estoy sin querer odiando, como Tu, el otoño.
Arrincono mi corazón con tus cenizas y cierro la puerta con cerrojos ahora que te has ido.
Habrá quien me pregunte si tanto te quería... Si solo eras un perro!
Un perro... Mi perro llamado TU.

30 de octubre de 2008

JESÚS BENAGES



DURANTE TODAS LAS SOMBRAS DEL DÍA



Observo todo aquello que parece individual o dirigido.

La preocupación se desplaza consciente y hambrienta.

Me subo a lo alto de la acera y observas,

Pierdes el sentido y un vértigo de diez centímetros te paraliza.

Simplemente es mejor no entender la vida de un hombre,

El ser pretérito y circunstancial.

Y no es miedo, ni un testigo común, o desmesurada inmadurez,

Lo que me lleva a escribir esto.

26 de octubre de 2008

LUNA MIGUEL


PERFIL

El perfil.

No aéreo.

No aire.

El perfil redondo,

revelado,

espectros

esqueléticos

en su nariz.

La curva.

El pelo

le huele

a sal.

Quiere morir: sabe que puede.

El aire gira.

Su perfil.

22 de octubre de 2008

JOSEP M RODRIGUEZ



CUATROCIENTOS


Yo quería contar tus lunares

uno, dos, tres cuatro, cuatrocientos,

y todas las lápidas se interponían entre nuestros cuerpos,

ahora insípidos lugares que no frecuentar.

Si te hubiera dicho que sí,

A la noche desvestida y al licor ardiente

Ahora les faltaría la fuerza de matar.

Yo solo quería contar tus lunares

uno, dos, tres cuatro, cuatrocientos,

y tu espalda era una puerta sin mirilla.

Hoy ya no quedan muertos en mis ojos

Y en tu puerta ,

El lugar de mis nudillos

lo ocupa un lamento mudo.

Yo solo quise contar sus lunares,

Uno, dos, tres, cuatro, cuatrocientos,

El tiempo mordiéndome la muñeca

Y el sol desgastándolo todo

Como en una vieja polaroid.

19 de octubre de 2008

FRANCISCO MUÑOZ SOLER



HALLAR LAS DIMINUTAS ESENCIAS



Hallar las diminutas esencias
que vagan con frecuencias propias
en un universo de constelaciones
repletas de enanas y gigantes,
encontrar la catarsis
que catalice inesperadamente
las electromagnéticas sustancias
y trasvasarlas hasta mis ondas
para germinar palabras, matices
trasladarlas con el eje exacto
en el que sus múltiples aristas
converjan y dispersen
encontrándose a sí mismas,
que esas complejas y corpóreas formas
encuentren hogares propios
cuando mis vértebras
las impulsen hacia destinos inciertos
y me quede huérfano de mi mismo.

12 de octubre de 2008

NÚMERO 0,2 "NUEVA YORK"



El número 0,2: "NUEVA YORK", ya ha salido editado. Visita la edición en papel.

5 de octubre de 2008

CRISTIAN A. ASTIGUETA

NEBULOSA

quisiera / regresar a casa / coser mis muñecas / virar la lluvia / la ventana / oír el pecho de mamá / lamerme el alma / descansar / / pero los ángeles / echaron abajo el puente / i mis córneas / los ángeles no dormimos (dijiste) / i el polvo blanco / reptaba / rumbo al cielo / quisiera / perder mi corazón / en una gran avenida / saturada / de perras / insanas / quisiera / saber / oh! beat! / cómo te hiciste reina? / tú / tú que eras el mejor polvo / del universo / quisiera / olvidar

1 de octubre de 2008

ROGER FERRER


REGALOS QUE LLENAN EL CORAZÓN



«Regale cosas que llenen el corazón de los suyos.» Eso era precisamente lo que necesitaba, pensó con ironía Juan Barjuán. Éste y otros cárteles similares con increíbles descuentos y recordatorios de las fiestas navideñas, incitaban desde los largos escaparates del centro comercial. «Galerías Felicidad le propone increíbles ofertas que no puede dejar pasar.» Según anunciaba la publicidad del gran almacén, ése era el único lugar del mundo donde se podía encontrar cualquier cosa.
De camino hacia su nueva casa, Juan Barjuán pasó ante un escaparate donde se exponían televisores grandes como su carrito de la compra; luego, en el siguiente aparador, se exhibían maniquíes en provocativas poses. Por la tardía hora de ese atardecer de invierno, debía de faltar poco para que cerraran. La temperatura bajaba cada vez más; el frío se le colaba por los agujeros del gorro de lana y del gabán viejo. ¿Y lo calentito que estaría dentro de Galerías Felicidad?
En una de las esquinas del gran almacén se ubicaba el sector de la alimentación con su correspondiente restaurante. Hasta Juan flotó el apetitoso aroma de cafés, pan caliente, pastas. Era tan tarde... ¿Cuánto debía llevar sin comer? Se le hizo la boca agua. Tal vez lograría engañar al hambre persuadiéndose de que también se comía por la vista y el olfato.
La última de las secciones expuestas en el largo aparador estaba especializada en el mobiliario del hogar; Juan observó detenidamente los cómodos colchones. «Ideados para aquellas personas que no se conforman con poco», leyó.
Dejó el centro comercial; cruzó la calle y se dirigió a su nueva casa, la sucursal de una caja de ahorros. Colocó sobre las baldosas su colchón formado por unos cuantos periódicos viejos, se tapó con dos mantas mugrientas y se dispuso a dormir. Él sí que necesitaba un regalo que le llenara el corazón. Y la barriga.

29 de septiembre de 2008

JESÚS FERNÁNDEZ


THIS CLOAK FULL OF MISERY AND MUD

Tú que piensas esto o lo otro
Tú que tienes un precioso sombrero
Tú que hueles las seminales auras de
Jóvenes poetas sexys
A ti nunca te ha cubierto
Este abrigo lleno de miseria y barro.
Tú, que nunca marcharás con los
Doce apóstoles de la santa codicia
Tú que tienes un pantalón para cada día de la semana
Tú que nunca has odiado a la humanidad
Tú que piensas que el amor es algo sencillo
Nunca has sido cubierto por
Este abrigo de miseria y barro.
Tú que ni sabes el precio de un beso
Tú que ondeas la cruz y la moneda
Ni hambriento ni sediento
Tú con dientes blancos como la leche
Tú que nunca has tenido un arma
Nunca te ha cubierto
Esta abrigo de miseria y barro
Asi que no leas versos venenosos ni revistas para adultos
Mantén tu sexo inmaculado
Vosotros que nunca pensabais en la Muerte
Que nunca visitasteis un hospital
Vosotros que pensabais que el amor era algo sencillo
A vosotros nunca os cubrió
Este abrigo de miseria y barro.

26 de septiembre de 2008

JENNIFER THORNDIKE




POLVO



“Será que la necedad parió conmigo la necedad de lo que hoy resulta necio la necedad de asumir al enemigo la necedad de vivir sin tener precio” “El necio” – Silvio Rodríguez


Me di cuenta de que algo había cambiado en ti porque ese día caminé descalza desde la puerta de la casa hasta el sillón y sentí las plantas de mis pies ásperas. Me senté, y al levantarlas, noté que estaban grises. Nunca habías dejado que se acumulara ni la más delgada película de polvo en mis muebles, en mis adornos y menos en mi piso de parquet. Entonces sentí un escalofrío. Seguro habías decidido ignorar aquellas imposiciones patriarcales que te obligué a aprender y cumplir a cambio de un plato de comida y una cama caliente: limpiar, cocinar, hacer la compra, lavar la ropa, no tocar mis libros, no prender el televisor a menos que fuera para ver programas que no te hicieran razonar demasiado, pedir permiso para salir, hablar, pensar, callarte cuando hablo, callarte si no te hablo, salir acompañada, llegar a la hora exacta, arrodillarte como una perra y abrir las piernas cada vez que yo lo quisiera. Así me querías porque no tenías a nadie y tu necesidad era más grande que tu orgullo, ¿verdad? Siempre fue así, no lo dudo.

El día que te encontré, llevaba una fotografía de ella cuando era joven. Ella. Dicen que me parezco a ella, que heredé sus ojos. Y sus ojos me miraron desde esa fotografía que me sirvió de referente. Tenía que hallarla entre esas caras renegridas, esos cuerpos famélicos, esos pies sucios. Entonces te vi, fumabas con desesperación. Pasta, seguro. Seguro tenías hambre. Al verme estacionar el auto a tu lado, sonreíste con esa misma expresión adolorida que ella presentaba en esa foto que en ese momento arrugué entre mis manos. Además tenías las mejillas hundidas y esas piernas largas como postes de luz que me hicieron recordar todas las veces que ella se iba a trabajar vestida con minifalda y tacones y llevaba una maleta. Yo me reía a carcajadas porque sabía que no regresaría en varios días. Así era ella, no aceptaba tratos de una noche. Mínimo cinco días, mi amor, y estoy en dos horas donde quieras. Cuán feliz era yo en esos momentos, tan feliz como cuando bajé del auto, te tomé por la muñeca y te prometí todo cuanto pude prometer para que vinieras conmigo. Y en ese restaurante al que te llevé, atragantándote con un arroz chaufa, aceptaste para no volver a ese callejón que olía a mierda y para tener lo que nunca habías tenido, pero no para que yo hiciera contigo lo que no pude hacer con ella. ¿Por qué, qué he hecho mal?, preguntabas cada que terminabas sangrando, o tan cansada que no podías ni abrir los ojos. Porque ella también lo hizo conmigo y peor, peor… mejor huérfana, mejor huérfana, mejor huérfana, repetía como un mantra y luego te daba una bofetada en la boca para callarte y reírme a carcajadas cuando tus labios se teñían de rojo. Qué estúpida eras, qué tonta.
Pero sé que has cambiado, sé que algo tramas y te admiro porque yo hace tiempo hice lo mismo. ¿Y por qué conmigo? La venganza no era contra mí, preguntaste cuando te lo conté. Ella se largó cuando se dio cuenta que algo había cambiado en mí, se fue con la maleta, con los tacones, con la minifalda, cinco días, cinco nada más, cinco días y todo terminaría o comenzaría, pero no, no. Qué estúpida eres, qué tonta, me dijo y cerró la puerta sonriendo y tú te callas y cumples con tu papel, hija de puta, ¡no me vuelvas a preguntar por de ella! Ese día me miraste por primera vez con odio y probablemente, despertaste del letargo. Ahora te temo porque sé que me harás pagar por cada golpe, por cada marca, por cada violación, por cada plato lavado, por cada botón que has cosido, por cada noche que te la pasaste despierta por miedo a amanecer muerta. Mejor huérfana, dirás y yo sonreiré. Entonces no me voy, te espero, linda, te espero tanto como te quiero y como te admiro. Te espero fumando y con los pies sucios, tal y como te encontré.

24 de septiembre de 2008

ZULMA ZUBILLAGA




PALABRA EN LA PENUMBRA


“De lámpara a lámpara, de día a muerte,
con plegarias de raíces que se desprenden...”

Enrique Molina



de no saber en cuánto polvo o fuego

se desprende el alma

así tendida o desatada en brazos finos

como leve en aleteos

- palabra dividida en la penumbra -

resisto este silencio

de buscar hollar sentir

la carne tan ajena separada

en pozos de algo o alguien que levita

encima de la luz

o bajo de ella

cuando alarga ofrece su perfume

el tiempo

o quiebra el cuello de la muerte

como un rito:

no nací en la mecedora del amor

pero tus ojos tan helados

vientos perfumaron el vientre

que se apaga o muere en agua seca

del nacer apenas en un pujo

porque si camino en

salves de inocencia

o pruebas de la sal en perdigones tristes

en huesos que resisten

a pesar de todo

oh celo del regazo en oro de lo oscuro –

vaya en contrición

la pena que desnuda

el centro de lo suave

en esta carne invicta rota

en espejismos

echada para el lado de lo oscuro

cerrada para el lado de lo simple

entre ángeles cansados

y poesía

22 de septiembre de 2008

TERESA RUBIRA


SOBRE PIEL DE MUJER

Sobre piel de mujer escriben los silencios.

Sobre piel de mujer siembran los campos
donde trillada mies se hace sendero
de espigas derramadas.

Sobre piel de mujer, paren las rosas
en espinado abrazo.

Sobre piel de mujer , el universo,
llanto mar de gaviota que reclina
su vuelo regresada.

Sobre piel de mujer, cruces sin clavos,
un río grande, ahogado de palabras.
Arrebatados besos, traiciones escondidas
con marcas
y marcadas.

Pero sólo...

sobre piel de mujer, crecen las hojas
de múltiple y serena enredadera
alzada
hasta llenar los vacíos y las nadas .

Incunable de páginas doradas
como manos abiertas,
donde brotan cuajados los renglones
de venosa tinta amapolada.

Sobre piel de mujer enamorada,
tanto fuego de amar, en la manera,
tanta locura suelta, tanto abrazo,
tanta piel de manos tan envuelta.

Sobre piel de mujer, altivo techo
de trabajo y jornada,
arado pie desnudo, mano azada
escarbando negruras,
sudores de barbecho,
o por lejanas cuencas , rescatando miradas.

Sobre piel de mujer verduga de penumbras,
vestidora de ausencias,
infinitas paciencias,
iluminadas noches enveladas.

Enternecidos sueños
y hermosas alboradas...

Sobre piel de mujer, completa, amanecida,
se hizo blanca la paz , y sus montañas,
de cumbres sin medida,
Sobre piel de mujer, sobre piel de mujer ... ¡rueda la vida!.

16 de septiembre de 2008

ARADHEL


LAS HOJAS CAEN DORADAS...

Caen las hojas doradas,
rendidas al tiempo,
caen suavemente
sin perturbar el aire,
sin un lamento.
Cubren la tierra aterida,
ocultando su desnudez,
prestando al bosque un abrigo,
protegiéndole del frío invierno...
Caen las palabras en oídos atentos,
susurrando en el silencio,
caen suavemente,
a veces un leve suspiro,
una vibración en el tiempo.
Cubren el alma aterida,
ocultando su desnudez,
prestando un calido abrigo,
protegiéndole de su desconcierto...

Texto e imagen: ARADHEL

www.nubaredicion.blogspot.com

9 de septiembre de 2008

AITOR MARIN CORRECHER


AYER, MAÑANA, AHORA.

Ahora que la distancia
son centímetros y segundos,
y que han sido años y calles,
nos buscamos las miradas entre haces de luz.
Y filtrados por los cristales del olvido
tus ojos me arañan el pecho,
me zarandean el alma
que tuve en algún tiempo viejo,
de horas que pasaban como trenes
de plomo y madrugada.
Y es lejano
el vaho resacoso de nuestras bocas,
el olor a incendio
en el verano de nuestras pieles,
tan desconocidas ya,
que no se rozan y arden sábanas,
que no se humedecen y resbalan
una en otra
en ritual.


Mis ojos registran los tuyos
y en un rincón,
el más negro y profundo
de tu abismal pupila,
me encuentro abrazando el recuerdo
vaporoso de tu cuerpo.
Me hablas con voz de hielo
y la luz quemada de tu rostro
tirita y desaparece
junto a mi adiós de ceniza.

28 de agosto de 2008

JOSÉ ANTONIO BANDA

MUNDO EN UNA SÍLABA

----------------------------------A Briseida

Es tu rostro grano de arena inmenso,
tu voz, río después de la cascada,
en tus ojos se distingue el brillo de las hojas,
los círculos concéntricos del jardín inquieto.

Tu dedo índice señala lo que no es visible
--------------a los ojos que son nuestros ojos,
vives inmersa en la sonrisa del viento
que pasa por nuestros cabellos.

Tú me otorgas al abrir los ojos palabras líquidas,
la partida del castillo de habitaciones horadadas
al campo de oleaje interminable.

La perfección del mundo es una sílaba
-------------------------que sólo tú conoces.

----------------------------------Alcorcón, España, 2007

11 de agosto de 2008

CARLOS G. BURGOS

ODA A MI ‘…………….’

Caja negra de mis otras vidas.
Fuente inagotable de avatares.
Azote brillante de mi retina,
rienda de mis pulgares.

Por ti no moriría.
Pero he muerto en mil lugares.
Tras tu puerta,
soy quien yo querría,
un héroe de alma ‘errante’.

Luz celeste en mi agonía.
Eres pórtico de Antares.
Fuente de mis desvelos.
Forja y martillo de deidades.

Sólo en tu penumbra,
Consigo burlar a la muerte
al reencarnarme de la mía
en otra de tantas suertes.

Y caigo en la más impía,
cuando tengo que apagarte.
El yelmo se torna ‘bacía’,
pica en escoba sin estandarte.

PLAY STATION

Texto: Carlos G. Burgos

4 de agosto de 2008

JULIETA VIÑAS ARJONA

PROPÓSITO DE VIDA
e
e
e


e

Me he propuesto jugar a la vida de pueblo.
Comprar naranjas al señor de la esquina
-este juego sólo es factible en mi barrio,
un ex-pueblo-
rastrear el sosiego en las callejuelas lindantes
a la iglesia, y encontrar algún perro dormitando
en el empedrado;
contemplarlo,
sin sentir premura por llegar a ningún sitio,
sin pretender destilar el tiempo.

Después quisiera que vengas donde estoy
con la única pista que pudiera sugerirte
la luz del día,
sin otros mensajes que no sean certezas,
la de saber tomar el camino hacia mi casa
y luego dejar caer tu mano
sobre mi puerta.


Texto: Julieta Viñas Arjona

29 de julio de 2008

ALBERTO SANTANA GUTIÉRREZ

POST-IT

Se ha roto el último paraguas. He comprado las cebollas que me pediste y he vuelto a casa. He recogido la notita escondida debajo de la alfombra, he preparado alguna de esas salsas que tanto te gustan para el arroz, mientras cantaba aquello de Naked in the kitchen... La caldera no va. He tenido que ducharme con cacitos de agua fría otra vez. Tenía el cuerpo empapado y pensaba que vendrías a buscarme. No s. Me hubiera apetecido tomar un té en el sofá y estrenar las tazas que compramos en Marruecos. Contigo, quiero decir.

En fin. Te he escrito esta nota para decirte que hay un paraguas negro con franjas azules en la repisa de arriba. Que ya pagué enero y febrero, y que he dejado el adelanto de marzo en la mesita del salón. Quédate las tazas. Sabes que odio las despedidas.

Imagen y texto: Alberto Santana
www.elclubdondelospoetasviven.blogspot.com

21 de julio de 2008

JOSÉ ESTEBAN RICO SOGORB

“Gritan los borrachos por los rincones del viejo bar...suena un rayado disco de Janis Joplin...los yonquis se extasian en el baño y ellas se pintan por penúltima vez...corre el alcohol por las venas: AUTODESTRUCCION” (José E.Rico)


ODIO EL ALCOHOL

Acabaré -quizás si, quizás no-
por aborrecer el alcohol
que nos envenena las noches.

Posiblemente, porque sentí a la Cólera
encender iras y odios
en las frías noches de invierno.

O porque -¿recuerdas?-
corrímos enfurecidos
por los desolados callejones.

Recuerda que entramos
en casa airadamente,
cerrando puertas a patadas.

Aún guardo muy bien
aquellas frases tuyas tan fuertes,
resonando como golpes
sacudiendo mi orgullo
hasta desnudarlo.

Aquel queso blanco
que estrellaste con rabia
contra el cuadro del pasillo
que terminó roto en el cubo de la basura.

Recuerdo el abismo
que se abrió en nuestra cama
divindiéndonos como límite
para sentirnos tan distantes
cuando incluso nos rozábamos las piernas

Regresé a las orillas del precipicio
tras sentir como un simple colchón
me separó de ti.

Todo comenzó una noche...
...hace años...con el alcohol.

...Creo que, acabaré odiándolo...

15 de julio de 2008

CARLOS ALMIRA

EL OMBLIGO



Adán hizo una lista con todas las cosas que deseaba. Llamó a Dios, se colocó donde Él pudiera verle bien, y le mostró el ombligo.

Él se ruborizó y, en un primer arrebato, le arrancó una costilla.





Texto: Carlos Almira

Imágen: Fresco de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, La creación

6 de julio de 2008

JAVIER VENTURA MULLOR


Oxígeno


el aire me sobra
y sin quererlo
aprendo a respirar

ahora es cuando
quiero que aparezcas
y te desnudes
sin quitarte la ropa
y que me vistas
quitándome la ropa

te haces la despistada
cuando te pido
que limes las aristas
de mis sueños
y un poquito de
lava de tus labios,
antídoto,
para curar mi sed

Texto e imagen: Javier Ventura Mullor
http://www.anticasitodo.blogspot.com

29 de junio de 2008

JOSÉ MARÍA BARREDO


VORÁGINE

La vorágine absurda de la calle,
el estruendo de una moto que no cede
su soberbia y el eco inapelable
de voces que taladran las ventanas.
También un grito que es ladrido
en la mañana rota por el dique
que desborda, que arroja un tráfico
implacable, sin horas que lo frenen,
o el vaivén de una masa irregular,
sombras que se mecen en el brazo
de un compás, siempre dibujo inacabado
cuando la brújula perfila un solo rumbo,
que gira, espiral de la vorágine.
Todos ellos roedores del silencio.
El mundo se desplaza y no lo hará
sin ti, sin ninguno de nosotros,
los émbolos, pistones, las bujías
que alientan el motor de cuatro tiempos,
rueda sin fin, circunferencia de furor,
interminable laberinto
donde labra la vorágine absurda de la calle.

27 de junio de 2008

DIONISIO BLASCO

DOS MIRADAS

Tan solo éramos dos miradas que se buscaban sin descanso. Tan solo eso, hasta que se encontraron de cerca y no pudieron evitarse.
Aun con los ojos cerrados y la mente en reposo, aparecíamos el uno en el otro.
Aun con los ojos vendados y la mente en blanco, sabíamos cuando estábamos el uno delante del otro.
Pero aquel 31 de octubre y que todos los santos nos perdonen, acabamos durmiendo abrazados como se merece.
Ya sé, siempre escribo en primera persona como si lo viviera, como si lo sintiera, como si yo fuese parte de aquella olimpiada de besos improvisada, como si yo quisiera hacerme participe de que yo fui el que junto a ella llegamos al olimpo de los dioses entre sudor y lagrimas.
Dos miradas que se aprendieron de memoria hace tiempo, pero nunca, jamás, se imaginaban con un final tan feliz y en teoría eterno.
En tercera persona seria absurdo describir como cayeron los zapatos al suelo.
Ese par de pares que precedían el fin de algo y el comienzo del milagro.
En tercera persona, el problema es que esa tercera persona no estuvo allí.
No podía haber visto nada y menos sentido nada. Tan solo lo que uno de los dos contase por la mañana y espero y deseo que no fuera asi.
Llego un momento en el que se hizo la oscuridad
y en que aquellos cuerpos, todavía vestidos,
se acariciaban con la atención y delicadeza
del que pretende aprender a leer en braille.
Supongo que pasarían horas asi.
Llenas de palabras al oído y con respiraciones impropias del ser humano. Es curioso.
Tan extraños y a la vez tan conocidos.
Tan impacientes y a la vez tan efusivos
que ninguno de los dos quería separarse
para ir a buscar un preservativo.
Esa tercera persona nos lo podía haber traído.
Y nos podía haber tapado...
cuando nos quedamos dormidos.
Y nos podía haber servido el desayuno.
Y nos podía haber limpiado la habitación.
Y muchas mas cosas.
Pero como ya digo, hay cositas en esta vida
que cuando uno directamente las cuenta...
...Huelen mucho mejor.

dionisioblasco.blogspot.com

15 de junio de 2008

MARIO MELÉNDEZ



Armando Roa Vial (Santiago, 1966)


SÓTANO
De tanto jugar con el lenguaje
olvidé cerrar la puerta de la palabra sótano
y la noche se desbarrancó escaleras abajo
entre paredes que se ajaban en silencio
y estertores de relojes
y baúles polvorientos
y un vago tumulto de pensamientos muertos.
Todo se volvió subterráneo
hasta perder sus raíces en medio de la oscuridad.
Y entonces sentí que algo se despeñaba
en la profundidad devoradora de mi boca
hasta convertirse en forma sombría,
en opresión de tierra
y en proximidad de huesos.
(De “El hombre de papel y otros poemas”)


TEXTO: Selección de un poema del libro de Mario Meléndez "Tábanos"(antología de 13 poetas chilenos)
Ilustración: "La batalla azul" de Leo Lobos

11 de junio de 2008

JAVIER IGLESIAS PLAZA


Sombras y Niebla


El primer poema que escribo en meses
porque anduve demasiado ocupado desmoronándome.
El cursor me interroga
y no tengo otro silencio que contestarle:
empieza a hacer diez años de casi todo…


Shadows & Fog:
“Hace un momento estaba tan calentito en la cama
y ahora, de repente, formo parte de un plan”;
el microscopio de aumentos infinitos
chilla su incapacidad para mostrarnos
la médula de las tinieblas.


Recuerdo de pronto un día que no viví,
el de mi nacimiento,
llorica pedazo de carne morada,
cuando perdí mi capote de libertad
de albedrío
de garras como agujas hipodérmicas,
porque la sangre quiso seguir sus instintos.


Y ahora escribo esto pegado al teclado,
como un adicto a su estado de carencia,
antes de volver a mis normópatas estudios:
eterno kafkiano opositor al Ministerio del Sombrero Gris
del Compromiso.

www. tannhauser.blogia.com

8 de junio de 2008

PATRICIA NÚÑEZ



Una cadena de alientos
se enreda en la mesa,
eeeeeeeeetránsitos deshojados
eeeeeeeeeque habitan llenos
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeede ladrillos y letras.

e
e
e

1 de junio de 2008

ISABEL SERRANO CASTRO


Empapado en un sudor pestilente

desde la habitación del hotel

vuelvo de un abismo sin sombras

noche en tierra

agria travesía encantada

la misma pátina espesa

que engendró el sueño

toca dormir aquí, no hay otra,

mañana...

...guardo las cosa en una malla apretada,

en el muelle

se amontonan cadáveres de peces

de todos los tamaños,

algunos aletean desesperados

llenos de dudas, quizás,

en todos ellos, como en mí,

late un mismo instinto de conservación,

el caso es que tenían una técnica distinta

carente de belleza.


25 de mayo de 2008

ANA ISABEL ALVEA


CUNA DE SUEÑOS






Ella lo había añorado intensamente, y ávida de comunicarse, le mandaba sus palabras en correos electrónicos. Él contestaba vagamente: estoy bien, se aclara el paisaje, todo es posible. Pero ella no sabía en qué dirección se aclaraba el paisaje. Y el corazón latía y latía, y su imaginación volaba y volaba en ese silencio. Él se construía en la distancia con hilos invisibles. Ella se destruía en esa invisibilidad. Al fin , él se hizo visible con su nueva vida. Ella decidió pasar de puntillas para no molestarlo, continuar y reconstruir la suya. Aprendería de su error, a partir de ahora, sólo atendería a lo explícito y literal. Es el mundo virtual una peligrosa cuna de sueños.





23 de mayo de 2008

BERNARDO BERSABÉ

CIUDAD BELÉN
La ciudad te seguirá. 
Vagarás por las mismas calles. 
Y en los mismos barrios te harás viejo.
Konstantinos Kavafis


Ciudad que dejas atrás uniformes y dudas,
tu rostro aquí -el rostro de mi amor- son tus piernas,
las piernas con las que voy caminando.

Ciudad Belén,
abanico que revelas y ocultas la vida
limpia como el motín de un ingente
y tan de piedra,
tan lengua en la lluvia,
tan espalda,
tan siesta en el mar.

Sonrisa y sol uniendo dos países en guerra
pelo al desanudarse,
tormenta en las balcones del crepúsculo.

Tu vientre es el jadeo del mar,
la sístole del día.

Afluente y biosfera, marea,
recibes todos los nombres del agua.

Pero tu sexo no tiene seudónimo,
es la otra cara del tiempo,
el dorso de la vida.

Allí cesa toda plegaria,
la belleza no es comprensible
-replegada en sí misma- es vacío
y la luz –cuando estamos juntos- es tiniebla,
luz para dos ciegos.

Allí el tiempo se detiene a pensar,
los puntos cardinales nos tientan,
es el lugar donde nos perderemos siempre.

Ciudad Belén,
allí se acaba el tiempo,
aquí comienza para nosotros.

Texto: Bernardo Bersabé
www.bernardobersabe.blogspot.com

18 de mayo de 2008

JESÚS FORNIS


 PASADO, PRESENTE, FUTURO

Subí a aquel tren porque me sentía tan perdido que necesitaba que algo en mi vida tuviese un destino claro. Por equipaje llevaba un hato de tristeza y una maleta de decepciones. Me senté en un rincón y me dejé mecer por el dulce traqueteo. Por curiosidad comencé a posar mi mirada en los viajeros. Entonces te vi, hermosamente afligida, tiernamente apenada. Ocupé el asiento que había junto a ti y te sonreí. Dos paradas más tarde mi mano reposaba sobre la tuya. Cuando nos bajamos al final del trayecto, olvidé recoger el equipaje con el que había subido.


    

Texto: Jesús Fornis
Imagen: "Spellbound" (1945)

15 de mayo de 2008

JAVIER PÉREZ-AYALA

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DÍAS DE LLUVIA


Pues claro que me acuerdo
de aquellos días que pasábamos juntos.
Tú ambicionabas ser juez o fiscal,
ahora no lo recuerdo,
me esperabas a la salida del trabajo
mirando el escaparate de una tienda de regalos.
Ese día estaba lloviendo y se te rizó el pelo,
yo te abracé porque tenías frío,
y a ti se te escapó un beso.

Luego trascurrieron los encuentros, 
en aquel piso diminuto de la calle Fleming,
recuerdo con claridad la humedad de nuestra piel,
el olor a incienso, la levedad de tu cuerpo,
el hueco que formaban tus huesos.

Después me enfadé
porque te fuiste con otro más joven y más bueno.
Por eso, ayer, 
cuando íbamos caminando por el pueblo
tu cogida de la mano de otro novio,
y me preguntaste si me acuerdo
de nuestros encuentros, yo te respondí:
––“La verdad, es que ya no me acuerdo”––
ni de la humedad, ni de la levedad, ni del hueco.



Texto: Javier Pérez-Ayala
Imagen: Lluvia

11 de mayo de 2008

AMPARO LÓPEZ PASCUAL




TRÁNSITO


Primero la calle se llenó de niños que enseguida
fueron muchachos y muchachas alargados.
Parecía que la vida iba a ser sólo
sábado por la tarde para siempre.
Si se ataban los extremos de la calle
quedaba una verbena de bromas y suspiros
en zigzag.
No sé cuándo, en qué momento
el aire allí atrapado encontró un resquicio
y hay algunas fotos de antes y después
pero no del delito.
Nos habían advertido los viejos
que tomaban la sombra de su sombra
-sólo ellos, porque ellas cosían calcetines
para olvidar-
nos habían dicho: yo también tuve piernas
y no pude huir.
Pero no sirven los oídos de un tiempo para otro.
No sé cuándo dejó la calle de moverse
y volvieron a tomarla los arbustos
los perros que olisquean el largo aburrimiento
y los viejos
con ese único ojo que mira hacia el final.

Texto: Amparo López Pascual
www.lacoctelera.com/noesposible


3 de mayo de 2008

DANIEL GONZALEZ IRALA


EL LOOK DE UN TRIUNFADOR


Lleva americana escocesa, bebe whisky White Label (o si no hay, se conforma con una copa de Mateus Rosé), se perfuma con Titto Bluni y fuma, preferentemente en lugares cálidos, alguna marca de tabaco rubio light; se mira, se peina, se repasa, está esperando con el periódico del día abierto en la sección de Economía, a una chica, una de tantas de las que pasaron por su vida, sin advertir su alergia al compromiso, a lo establecido, a lo que por exceso de familiaridad, le parece trillado y poco glamouroso; es una criatura anónima, pero tiene ínfulas de triunfar, porque ese es su destino y el secreto propósito que entre unos padres obreros y un estilo de vida más o menos adinerado, le hicieron procurarse: triunfar, comer, beber y vestirse en los mejores sitios, disfrutar de las más envidiadas compañías, aunque eso suponga a veces una pequeña piedra en el zapato o desliz, que simplemente se iría sacudiendo desde la suela al talón con un golpe seco. Así era Peter Smith, un tipo de nombre anodino, pero perfectamente identificable por las páginas de Google como alguien que manejaba dividendos y ofrecía al mundo su renovada y orgiástica visión de lobo estepario, capaz de hacer lo que fuera por conseguir dinero, y por tanto mujeres, y por tanto ropa.
Tras terminar una dura carrera de Arquitectura en la Universidad y probar los distintos departamentos de trabajo que le ofrecía tal distingo, no le faltó a Pete carrera de fondo como asistente y técnico de despacho que, aunque venido a menos, ya hacía sus primeros pinitos. Pero la vida imponía su marcha, y no había subida de sueldo sin renuncias laborales que para una familia a la que le había costado salir adelante suponía un nuevo paso a un precipicio que él no veía como tal, al fin y al cabo progresar significaba eso, dejar rencores para ganar ambiciones, progresar para no dilatarse, correr, asumir el vértigo y una necesidad un tanto insensata de éxito. El padre de Pete, Mann, además dejó de ser una referencia para él pues años antes de terminar en la escuela, de alguna forma fracasó por razones de idealismo como empresario, lo que provocó una separación irreductible con el amor y madre de sus hijos. Sentirlo servía de poco, y si bien la hermana de Pete vio peligrar su salud por un comportamiento que la hacía retraída y excesivamente tímida, lo cierto es que el único empuje posible y plausible era dar rienda suelta a los deseos y ambiciones de Pete, quién reconvertido en héroe (más para sí mismo que para el resto) tendría que dar la apariencia y el empaque de los hombres hechos a sí mismos que colaboraban como podían en la economía familiar.
Esta decisión o imagen superlativa de sí mismo le hizo abandonar ciertas inquietudes artísticas sobre su sector, así como técnicas, para observar antes de tiempo y con pasión, como el poder estaba en los consejos de administración y en la gestión, en algo intocable y supremo más por el deseo que por la realidad; seis años de carrera y una peculiar y corta actividad en busca de sí mismo, le hicieron subrogar sus prerrogativas a un único bien, aunque ello supusiese trabajar de camarero, ese bien, era, por supuesto, el dinero.
Morenazas de ojos verdes, rubiancas de escote voluptuoso, todo tipo de mujeres se acercaban en busca de seducción o quizás algo más; inteligentes, tontas, oportunistas; airadas, excéntricas, tranquilas, nerviosas, serenas, todas tenían algo que pedir al nuevo yogurín que entraba impoluto y de traje todos los días, ¿hacer o dejarse hacer?, ¿mirar o contemplarse de nuevo en el espejo como un cisne hipersensible que conquistaba corazones, un tipo recto, en apariencia íntegro, cabal, cerebral, asertivo, aventurero, clásico?.
Pero, ¿qué aparencia había tras este poderoso look?, ¿habitaba Superman dentro?, desde luego nadie diría que era ese Christopher Reeve de los últimos años el que tantas pasiones levantaba; al principio era todo un juego, pero implacable, no se mostraba igual de dulce ante la mirada de los envidiosos (ay, siempre los hay) que veían que en su integridad el tipo no se prestaba a aventuras de fin de semana y que la idea de experto financiero no se asociaba al de ponedor de cuernos con doble vida. Sus aventuras las vivía de una forma individualista y acérrima y se soportaba a ellas, tanto como a su identidad tópica de machito, desde la ingenuidad de un antihéroe de Huston, con una naturalidad arrebatadora, que daba una imagen de perfección y limpieza ante los demás, que sólo se rompía ante una endeblez de carácter que lo hacía demasiado asequible a todo el mundo, no por su don para la conversación, sino por su natural donosura y simpatía. Era Peter uno de esos caracteres complejos que de tanto ser analizados por otros se hacía frágil y conseguía hacer o convertir sus pensamientos en cristalinos (o al menos así lo sentía) ante quién simplemente, plácidamente, le observaba.
Su talle y porte transpiraban la tranquilidad que para Jane tenía Tarzán, pero, ¿y por dentro?, ¿qué pasaba por esa cabeza inquieta y rocambolesca, desconfiada y a veces pertrecha, si no era la inseguridad de una juventud con pocos errores y menos frustraciones aún?.En su fuero interno, necesitaba equivocarse, cagarla de una forma definitiva para sentirse vivo, abandonar sus viajes con compañeros a Estados Unidos o Budapest, para visitar de una vez por todas los peligros de África, aunque no fuese para convertirse en Kapuscinski, sólo para darse cuenta de la suerte que desde la humildad le llevó al camino.
El affaire impropio y las ganas de meterla en caliente sobrevino a lo que muchos pensaban era su perdición como hombre de negocios; dado que aún arrastraba el complejo de no pertenecer a una familia que igualase su tipo y calidad de vida, decidió optar por una exuberante jovencita de padres adinerados y con puestos en distintas ramas del sector bursátil, primeras espadas en electricidad, químicas o editoriales, y no sólo el sector de la construcción; la decisión no era premeditada, pero aquella mujer lo quería atadito y dispuesto a irse a su pueblo a vivir cuando apenas llevaban dos meses acostándose; para Peter, Sylvia (que así se llamaba), iba muy rápido y si bien su carácter e inteligencia así como un morbo por el que él la había espiado desde su cuarto mientras se bañaba, le hacía rebelarse más hacia estas salidas de tono que hacia su agradable compañía. Con Sylvia, Peter descubrió que no es bueno que el hombre esté solo, sobre todo si le crecía cada dos por tres un bulto entre las piernas que a veces no se le quitaba ni con baños de agua fría. Antes de formalizar cualquier mudanza de ella a su apartamento (aunque fuese la del cepillo de dientes) se aseguró tácitamente de que en su vida no habría problemas de celos o susceptibilidades por amistad heridas, pero cuando adivinó que ella trabajaba en otra sección, pero en la misma multinacional, su vida se sumergió en una pesadilla y paranoia que le hacía desconfiar de cualquier comentario y ser él la víctima de aquello que había querido evitar en los demás; sentía que esta vez sus pensamientos eran aún más transparentes cuando lo que empezó a llamar la atención de los otros es que tenía un affaire deslizante y algo siniestro con una comercial; este problema le hizo rendir menos en el trabajo y establecerse más como medianía, que desde la brillantez del triunfador que siempre se propuso ser.
Ahora, si le preguntabas por su estado de ánimo, se veía al auténtico Peter, alguien relajado por haber podido deshacer de su cerebro esa imagen costrosa de triunfador, pero con un nuevo problema, quizás el de muchos mortales, un problema por pagar hipoteca, comida, casa, por sobrevivirse a sí mismo, por coger las oportunidades y no dejarlas escapar, pues Peter era de esas personas que si no cogen su tren de vida a la primera, se desesperan, de alguna forma, son rápidos, pero igualmente exigentes, tanto consigo mismo, que parecen no concederse perdón por un desliz que en otro sería sin importancia. Este sufrir por amor no le envilecía con el tiempo, es más le hacía cada vez más vulnerable, sin llegar a ver en esta sensibilidad asomo de grandeza, sino sombras de cobardía, como si todo su recorrido personal y profesional quedase anulado y ahora sólo desease amar a Sylvia (de quién todos decía que estaba por interés) y amarla hasta que se le partiese la polla en dos, para así pasar a la historia como uno de esos héroes incomprendidos, que sin hacer nada especial, consiguió atreverse a ser él mismo.


Texto: Daniel González Irala
www.danielgonzalezirala.blogspot.com
Imagen: Jean Paul Belmondo (Película: "Al final de la escapada".1959)
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