Revista de creación artística y literaria

13 de enero de 2008

HOMENAJE A ÁNGEL GONZÁLEZ

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose
incesantes en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...
Poema, Ángel González, Áspero mundo, 1956

4 comentarios:

P. dijo...

Lento y doloroso será el paisaje sin ti.

samsa777 dijo...

Muy merecido homenaje.

No podré estar en la lectura. Espero que todo salga de maravilla.

Francisco

JR dijo...

que fuerza

Luna dijo...

Se nos fue uno de los más grandes...como siempre, nos deja su poesia.
Luna

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 2.5 License.