Saltar la tapia. Asaltar el camposanto buscando razones. Razones para el amor. Encontrar unos claveles blancos junto al retrato de un niño vestido de comunión. Ver una luz y correr. Saltar la tapia de nuevo. Y sentir su sorpresa en forma de abrazo.
-Son preciosos Adán. No hacia falta que…
Tapar con el índice su boca y sellarla con un beso. Corto.
-Hace tres años que nos conocemos, vida.
-y nunca me han faltado estos claveles blancos.
Texto: Eduardo Boix, del poemario inédito
Últimas jornadas en el paraiso
1 comentario:
Breve, conciso y bello poema:
expresa lo necesario, nada sobra.
Felicitaciones, Eduardo.
Zulma
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