Revista de creación artística y literaria

19 de abril de 2008

CLAUDIA MUNAIZ

BRAILE

Cazaba palabras al vuelo. Si hacía falta las navegaba, las escalaba, las memorizaba. Podían ser palabras declamadas, manuscritas, en verso o en prosa. Las convertía en mentiras piadosas para las adolescentes y en verdades pecaminosas para las casadas. No había mujer a quien no le dedicase alguna. Usaba palabras de usar y tirar para amores de una noche, sinónimos para las conocidas. Eran vocablos azafranados y coloreados. Los moldeaba y los lanzaba sobre ellas. Tenía palabras de mercadillo para castizas y palabras de altura para trapecistas. Palabras sazonadas para las del trópico, palabras en chotis para las gatas. Madame para las francesas, qué tal para las de aquí. Soltaba metáforas para las científicas, recetas médicas para las literatas.
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Hasta que un día se enamoró de verdad y no supo qué decir. Entonces, decidió robar la oscuridad para aprender palabras en braile, tal como estaba, ciego de amor.

Texto: Claudia Munaiz
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