Revista de creación artística y literaria

16 de julio de 2009

CARLOS ALMONTE


LOS PESCADORES RECORREN CON LA VISTA




La isla desmorona en quietos intervalos.
Los remolinos en el agua ahogan una cantinela que,
como si la hubiera escrito un vidente anciano,
alude hermetismo y final.

Virgen milagrosamente otra vez
por la virtud absolutoria del sueño;
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige;
me darás esa orilla de tu vida que no tienes.
Divisaré esa playa y te veré
por vez primera, quizá, como Dios ha de verte,
desbaratada por el tiempo y la ficción.
Sin el amor, sin nadie, sin mí.

Y las tormentas
y las iluminaciones del francés errante
y las alegorías y los llantos
y las caricias y los besos
y los recuerdos y gaviotas
y los lobos en la playa
y las aves incontables...

Todo cae, lentamente,
disgregándose en porciones leves y constantes.


1 comentario:

Dani dijo...

Rápida actualización de Dulce Arsénico; este poema resiste a pesar de los recuerdos, las tormentas y los lobos, me gusta su capacidad lírica. Gracias.

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